lunes, 23 de septiembre de 2013

Kabbalah

Kabbalah


Una de las herramientas que hemos aprendido de la Biblia son los 72 Nombres de Dios.

72 combinaciones de tres letras hebreas, cada una portando una energía específica que puede ayudarnos en nuestra vida. 
Los kabbalistas meditan con estos nombres para conectar con la esencia Divina que existe dentro del ser y para ayudarse a cambiar y desarraigar los aspectos negativos, limitantes o egoístas que yacen dentro de ellos mismos. 
Estas combinaciones de letras son herramientas espirituales que nos ayudan a cambiar al nivel de la semilla, el nivel de la conciencia.
Dentro de los 72 nombres están representadas casi todas las 22 letras del alfabeto hebreo.
Resulta interesante que falta sólo una: la letra guimel. 


¿Por qué la letra guimel?
Porque, de acuerdo a los kabbalistas, la guimel representa gaavá, lo que en español significa “orgullo”.
Ahora ¿Qué hay de malo con el orgullo?
Es decir, todos tenemos orgullo ¿verdad?
Muchos de nosotros sentimos orgullo por nuestros talentos, por nuestro país o ciudad de residencia, incluso por nuestro equipo deportivo local.
Pero este no es el tipo de orgullo del que hablamos aquí.
En este caso estamos hablando del orgullo que anula nuestra conciencia y apreciación por la Luz del Creador en nuestras vidas. 


La pregunta que necesitamos hacernos es: cuando alcanzamos algo, cuando llegamos al éxito, ¿creemos que fue nuestro propio poder lo que nos trajo hasta allí?
De ser así, no hemos entendido. ¿Por qué? Porque la verdad es que no podemos hacer nada sin la ayuda de la Luz.


Todos nosotros hacemos algún tipo de trabajo en este mundo.
Todos tratamos, todos luchamos, todos hemos sentido el dolor.
Todos podemos volvernos exitosos en algo.
Pero en nuestro camino al éxito, debemos reconocer que no alcanzamos el éxito por nosotros mismos y a través de nuestro propio poder; necesitamos el poder de la Luz.
Todas las personas tienen el potencial del Creador dentro de ellos. 

Pero aquellos que tendrán éxito de forma real y duradera serán aquellos que hagan algo para compartir con otros, mientras que el resultado de aquellos que actúan y hacen sólo para ellos mismos puede durar únicamente el tiempo mientras la persona hace. 
Esta es la razón por la que cada día cuando nos despertamos, necesitamos tomar una decisión: ¿estamos aquí para ser una Luz para el mundo, o estamos aquí sólo para nosotros mismos?
La lectura de la biblia de la semana pasada que concluyó ayer sábado (porción Ekev) dice también que si los israelitas “guardaban las regulaciones”, Dios bendeciría la tierra.


Parece una doctrina ¿verdad? Pero guardar las regulaciones no se refiere únicamente a si sigues todas las reglas y las leyes de manera perfecta pero de memoria.
El punto principal es estar conscientes todo el tiempo que existe la fuerza de la Luz, un poder que trasciende el mundo físico, y que existe en cada uno de nosotros.

No se trata de lo que yo siento, sino de preocuparse por lo que nosotros sentimos. 



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